martes, 18 de febrero de 2014

Una ética mundial

Una ética mundial podría ser necesaria para que todas las religiones se unan y se pongan en común todas aquellas cosas que las religiones quieran mantener y las demás quieran aceptar, por lo que habría un gran acuerdo mundial entre las distintas religiones lo cual podría hacer que no hubiese distinciones ni abusos por pertenecer a una religión diferente al resto.
Para conducirse de forma verdaderamente humana vale ante todo aquella regla de oro que, en el transcurso de milenios, se ha ido acreditando en muchas tradiciones éticas y religiosas: No hagas a los demás lo que no quieras para ti. Un principio que tiene un planteamiento positivo: Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti. Esta debería ser norma incondicionada, absoluta, en todas las esferas de la vida, en la familia y en las comunidades, para las razas, naciones y religiones.
El proyecto de ética mundial se articula en torno a tres grandes afirmaciones: 1. “No hay supervivencia sin ética mundial” 2. “No hay paz mundial sin paz religiosa”. 3. “No hay paz religiosa sin diálogo entre las religiones”. El tono musical, admítase, es netamente religioso si bien el programa está abierto a otras perspectivas como algunos textos de este volumen parecen confirmar. Lo que se viene a señalar insistentemente es que no es posible eludir la búsqueda de valores, finalidades y actitudes comunes a toda la humanidad, sin que ello comporte ningún menosprecio de las diferencias culturales o religiosas realmente existentes, que obviamente en ningún momento se aspira a anular o superar.


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